lunes, 31 de enero de 2011

El grabador Nuñez de Ibarra.




El Código de Ética para
la Obra Múltiple.
Reseña Bibliográfica.
Edición Post mortem registrada en Argentina en 1949.

Título:
El grabador correntino
Manuel Pablo Nuñez de Ibarra (1780- 1862)
Autor: Rodolfo Trostiné.
Ejemplar: 14 en letras romanas.
Editor: Rodolfo Trostiné.
1949 Buenos Aires.
Edición numerada a la máquina: 200 ejemplares.
Edición numerada a mano: 40 ejemplares.
La edición numerada a mano viene con una estampa de la imagen de San Pedro Telmo que aparece reproducida. El grabado está firmado por el Autor en la misma matriz. Al ejemplar del Pequeño Profesor le han arrancado la estampa de San Pedro Telmo.
Observaciones: se trata este Opúsculo biográficode una Edición Post Mortem con todos los componentesque el Pequeño Profesor ha sugerido para que estas Ediciones sean valoradas en el mercado:
Autor fallecido: Nuñez de Ibarra.
Tenedor de la matriz:
Convento de Santo Domingo.
Editor: Rodolfo Trostiné.
Impresor: Lidia Rotondaro.
Tiraje: 40 estampas.
Al no tener la estampa correspondiente a mi libro, no puedo decir quién firmó debajo, pero cuanto más sean mejor. Puede firmar un pariente, el tenedor de la matriz, el editor y el impresor. Delante o detrás del papel. Parece que en este caso consiguieron papel del siglo XVIII, seguramente los Dominicanos se lo facilitaron, siendo la estampa pequeña (menor que el libro: 15 cm de ancho por 21 de alto), puede
ser que hayan desbaratado algún libro antiguo para obtener el papel, algún libro de Actas o Bautismo. Nuñez de Ibarra fue un grabador correntino que llegó a Buenos Aires a los treinta años y realizó ediciones de grabados, intervino en la enseñanza artística, trató de realizar cuños o matrices para la tipografía en plomo, que en ese momento usaban las imprentas y retrató a nuestros próceres por primera vez. En este caso coincide con la Iglesia, al realizar una “estampita” de San Pedro Telmo, Patrono de los navegantes, la imagen lleva en la mano un barco de guerra y tiene en la cintura una réplica del Rosario que dicen que la Virgen le entregó a Santo Domingo para que rezara en directo. Una estampita para ofrecerla a los marinos, que siempre antes de realizar el cruce del océano, pedían misas por su ventura. Y con esto de misas, promesas y súplicas por la buena ventura, les cuento que un comerciante boliviano que bajó a Buenos Aires a comienzos del siglo XIX a embarcarse en una goleta rumbo a Río de Janeiro, ante una tormenta furiosa en el Golfo de Santa Catalina, prometió que de salvarse construiría una capilla a la Virgen del cual era devoto: La Virgen de Copacabana cuya devoción se ejerce a orillas del Lago Titicaca. Y al superar la tormenta y llegar a Río, cumplió su promesa. Construyó una pequeña capilla que dedicó a la Virgen de Copacabana en un paraje alejado que hoy es más conocido que el Oratorio del Lago Titicaca que la venera desde siempre.
Análisis y archivo: bb